miércoles, 29 de julio de 2020

¿A quién carajos le hago caso?

Comunicación en la era Covid

Pues ya llevamos varios días desde la fecha en la que se "abrió la economía" y por distintas razones tuve que salir de mi casa. 
Yo toda paranoica con careta, tapabocas y lavándomela las manos con alcohol cada 5 minutos (cinco minutos: no estoy exagerando, desde hace un par de años tengo un tic con el alcohol en gel) y al salir me topo con gente sin tapabocas, ni carta y con la "sana distancia" de la hora pico en la estación de Pantitlán. Así me sentí más de una vez: 



Después de platicar con varias personas sobre la comunicación que hay de parte de las autoridades respecto a la importancia de cuidarse, decidí acercarme a una de las personas mas fregona en comunicación que conozco para que me diera su punto de vista: Raquel Origel Puertas. 

Ya para no hacerles la historia más larga, mejor que Raquel les cuente. 


WWW.RAQUELORIGEL.ORG

¿A quién carajos le hago caso?

Soy Raquel, una fiel amante de la comunicación, del lenguaje, del poder que tienen las palabras en el mundo y todo el impacto que pueden ocasionar. Una sola frase puede hacer una experiencia maravillosa o el peor momento de tu vida. 

 

La razón por la que me lees es porque Sofi me pidió escribir algo sobre ¿cuál es la comunicación adecuada que deberían estar transmitiendo gobierno, empresas, periodistas, líderes del mundo? ¿cómo se analiza? ¿qué debo hacer con lo que me dicen? ¿porqué nadie me está diciendo qué hacer? ¿porqué nadie da un mensaje contundente y claro? 

 

¿Eres de las personas que están esperando que te avisen si ya puedes salir?, ¿estás esperando que alguien nos diga “esto ya acabó”?, ¿esperas que Gatell te diga lo que tienes que hacer?, ¿AMLO?. 

 

Te tengo dos noticias una buena y una mala. 

 

La mala: Ni Gatell, ni AMLO, ni el IMSS, ni Trump, ni Trudeau, ni nadie te va a decir qué tienes que hacer. 

 

La buena: Hoy tienes una oportunidad única e incomparable  hacerte responsable de ti y para escuchar con muchísima atención: a ti mismo/a, a quienes amas y al entorno en el que vives.  ¡Ya tienes mucha información básica y fundamental, ya conoces casos cercanos de personas que han fallecido o se han contagiado, sus experiencias ante el IMSS, o con algún Médico, haz buen uso de las herramientas que hoy tienes! 

 

a) a ti:  - ¿eres propensa/o?, ¿cuentas con seguro de gastos médicos mayores?, ¿tienes seguro social? ¿tus pulmones están al 100?, ¿qué tal tus defensas?, ¿fumas?, ¿tomas?, ¿Te desvelas?, ¿tienes sobrepeso?, ¿qué tal tu estado de ánimo?, ¿cómo andas de actitud? si te da COVID… ¿crees que te salvas?

 

b)  a quienes amas: - ¿son propensos?, ¿tienen seguro de gastos médicos mayores?, ¿tienen seguro social?,  ¿sus pulmones están al 100?, ¿sus defensas qué tal?, ¿fuman?, ¿toman?, ¿se desvelean?, ¿comen bien?, ¿tienen sobrepeso?, ¿su estado de ánimo?, ¿actitud?, si les da COVID (por que tú les contagies, o se contagien en algún otro lado), ¿crees que se salvan?

 

c) al entorno: - ¿cómo ves a tus vecinos?, ¿cómo ves a tus amigos?, ¿ya le echaste un ojo a las noticias?, ¿conoces casos cercanos de muertos?, ¿contagios?, ¿cómo lo vivieron?, ¿cuántos casos tienes cerca?, ¿te contaron como lo vive alguien hospitalizado en el seguro?, ¿y alguien en un hospital privado?, ¿ya sabes qué pasa con la gente que ha fallecido, como es el proceso de entrega del cuerpo?, ¿qué tan cerca tienes el COVID de tu vida?.

 

Lamento decirte que yo tampoco tengo la respuesta a lo que tu vives, lamento decirte que hoy tampoco puedo darte un buen consejo de cómo actuar en tu entorno, porque no estoy en él. Me siento incapaz de decirte cuál es el mejor truco de comunicación asertiva para entender las indicaciones que lanzan constantemente acerca del COVID. Me encantaría darte los mejores tips de cómo sobrevivir en una pandemia,  con una crisis económica internacional y con una de las peores crisis en salud física y mental que ha tenido la historia de la humanidad. Pero no puedo, y me duele mucho compartirte que nadie podrá. Tú eres la única persona responsable de ti, de quienes amas y de tu propio entorno y comunidad. Yo no sé nada sobre ti, tampoco lo saben nuestros gobernantes. Eres libre de salir sin un cubre bocas, sin gel antibacterial, eres libre de quedarte en casa 24x7, eres libre de tomar todas las medidas que necesitas. Y aún con todas las anteriores absolutamente nadie, puede garantizar tu sobre vivencia. 


WWW.RAQUELORIGEL.ORG
@RAQUELORIGEL


Yo solo agregaré, que entre más nos cuidemos más posibilidades tenemos de salir menos golpeados de esta. 
Aparte de agradecerle a Raquel por ayudarme a escribir, quiero recomendarles que la sigan en su blog, página y Twitter. Más de una vez me ha enseñado a entender las cosas de forma distinta, y sin duda, vale la pena leerla. 



martes, 21 de julio de 2020

¿Tolerancia a la intolerancia?

¿Tolerancia a la intolerancia?


“Yo solo sé que no sé nada” Sócrates. Aparte de que es un frase de la que pocos hacen conciencia, es súper poderosa. Vivimos en una época muy extraña donde todos asumimos muchas cosas, por ejemplo: que el otro entiende o debería de entender lo que yo pienso o siento; que el otro sabe o debería de saber lo que yo se, o que el otro piensa o debería de pensar igual que yo. ¿Cierto?

Bueno, aquí va un poco el contexto. Hace… ehm… la verdad no se hace cuanto tiempo fue, ya perdí la noción de los días en la época Covid, pero en algún punto este año vivimos en México una peculiar telenovela entre Chumel Torres, Beatriz Gutiérrez Müller y el CONAPRED.  

Este súper polémico drama, fue porque Chumel ha llamado, en varias ocasiones, “Chocoflan” al hijo menor de AMLO. Beatriz, como toda madre, se volvió una leona, y twitteó que como podían invitarlo a un Foro sobre discriminación y racismo; y PUM! Se acabó el foro y “renunció” la directora del CONAPRED

Cuando se llevó a cabo el Foro en una cede alterna a la original: Tenoch Huerta le dijo a Chumel que: él tenía universidad y que tenía que subir su nivel de comedia, Torres se quedó callado. En alguno de los Pulsos de la República después del Foro, el comediante estaba diciendo un chiste que parecía que se dirigía a llamar al menor de edad “Chocoflan” y en ese momento dijo otra cosa y cerró con: ¿Qué creían? Pues no, ya aprendí. Y aquí radica la importancia de que el foro original se llevara a cabo y la razón de mi gran choro. 

Como planteé en el primer párrafo, tendemos a pensar en que el otro sabe y piensa lo mismo que uno, y en realidad no es tan sencillo. Todos tenemos personalidades y experiencias distintas, tipos de educación distintos, etc. Vaya: TODOS SOMOS DISTINTOS y pensamos y procesamos las mismas cosas de distintas formas. Y es por esto que, ante la ignorancia , hay que compartir opiniones y conocimiento, pero no atacar. 

Hace un par de semanas yo quería mandar a hacer unas playeras con la frase cultural mexicana: Puto el que lo lea. Afortunadamente un amigo, que ha sido victima de la homofobia, vio el diseño y me dijo: No te recomiendo hacer eso, aunque tus intenciones sean buenas, la palabra “puto” en México tiene una connotación despectiva, te pueden tachar de homofóbica.

Aún con dudas consulte con otros amigos y pregunté en mi Facebook si alguien que supiera sobre la discriminación me podía dar una mano porque a mi me parecía algo exagerado, y afortunadamente varios amigos que dominan el tema por experiencias personales, por tener posgrados en letras o porque a eso se dedican, me contestaron y me enseñaron porque yo estaba mal. ¿Tendría qué haber sabido desde antes? Chance si, chance no, a final de cuentas su conocimiento y experiencias son distintas a las mías. Lo que la palabra pude significar para mí, no es lo mismo que lo que significa para quienes la usan de forma despectiva y mucho menos para quien es victima. Y justo por la connotación que tiene, se debe de dejar de usar. 

En más de una ocasión he visto como en redes sociales alguien pregunta algo y una mitad le enseña y la otra le mienta la madre. Por favor que alguien me explique ¿Cómo demonios, esperan que una persona que quiere aprender de un tema, lo haga bien si se le insulta cuando lo intenta? Neta no hay que pasarnos de lanza. 

Por otro lado, está la intolerancia, aquí entra el clasismo, racismo, xenofobia, machismo y otras “fobias” hacia la gente. Estas se caracteriza por decisiones y acciones hostiles o discriminatorias que no cambian a pesar de que se ha tratado de educar, sensibilizar, concientizar y/o explicar porque están mal. Sin duda va de la mano el sentimiento de superioridad, de querer cambiar, minimizar o hasta desaparecer al otro.

A veces estas acciones ni si quiera son tan evidentes, pero por su sutileza mantienen y refuerzan un estado y Estado que las permite o promueve. Por eso es tan necesario que cuando veamos un acto hostil y discriminatorio lo detengamos. En primera instancia de forma amigable y pedagógica pero contundente, hacer que se cuestionen ellos mismos el origen de ese comentario. Si continúan, estas acciones o se tornan mas drásticas, poner un alto es esencial, para evitar que continúe escalando. 

Muchas veces las personas intolerantes a las que se les enfrenta, contestaran que hay que ser tolerantes a su derecho de expresión, y pues la respuesta más correcta es... ehm… ¿cómo les explico…? Ni madres. No hay tolerar la intolerancia. 

El filósofo Karl R. Popper creo el Paradigma de la Tolerancia, el la define de esta forma: (Por si les da flojera leer el siguiente párrafo, se lo pueden saltar hasta llegar a la infografía J

Menos conocida es la paradoja de la tolerancia: la tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto con ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes, mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición seria, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñen a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos.



En fin,  la próxima vez que alguien pregunte o cometa un error que se pueda considerar intolerante tratemos de explicarle, y la próxima vez que alguien, amigo o no, haga algo que discrimine o sea intolerante, tenemos que ponerle un alto. Da igual si es con referencias como: naco, fifí, chairo, gente bien, gato, joto, etc… Dejemos de normalizar la intolerancia. 

Le quiero agradecer a Daniel, Brenda, Juan Carlos, Andrea, Julio, Ismael, Anie, Alex, Pau, Ale, Raquel, Osiris, Tonah y Adrían; que me regañan y explican con bolitas, palitos y paciencia, cada que meto la pata. 

jueves, 2 de julio de 2020

AHHH FRAN DRESCHER



Hace una semana tuve una conferencia exclusiva con la actriz, comediante, escritora y activista Fran Drescher. Había escuchado que era una persona sencilla; sin embargo, ni de chiste me esperaba que fuera así de sencilla, sensible y sabia. La neta fue de esos eventos que nunca se te olvidan, y sin duda, quiero platicar un poco de esto.

Para quienes no les suena, ella es la actriz que me dio vida a La Niñera, (si de plano no la ubican, casi podría asegurar que son menores de 18 años y probablemente sus tíos o abuelos les mandaron este link) un programa familiar de comedia TÍPICO de los 90’s.

(No más para que, los que no la ubiquen lo hagan, y los que si saben, tengan un momento de nostalgia)


Fran tuvo varios eventos que marcaron su vida: una violacion en 1985 y un tipo de cáncer que no encontraban. El cáncer que le detectaron, y que le tomó a varios doctores encontrar, fue de útero.

A partir de estas experiencias, ella decidió contar su historia para evitar que le pasara a alguien más. En su lucha contra el cáncer y por concientizar sobre la enfermedad, ella desarrolló una sabiduría holística bastante interesante. Hoy quiero compartir algo de lo que nos contó.

Después de estudiar sobre el cáncer, se dio cuenta que, comúnmente, tratamos esta enfermedad como el problema, cuando en muchos casos, es el resultado del problema. Fran plantea que para disminuir el riesgo de cáncer y/o su intensidad, es necesario ocuparnos de la raíz del problema.

Claro está que la tendencia familiar tiene un gran peso en el historial clínico; sin embargo, menciona que también es vital analizar qué comemos, qué respiramos, qué bebemos, dónde dormimos, y hasta la almohada donde ponemos la cabeza por horas. ¡Todo eso lo estamos metiendo al cuerpo! Por supuesto que el cuerpo va a tener consecuencias por estar en contacto con tantos tóxicos.

A pesar de que Fran es mayormente activista contra el cáncer, explica cómo el daño ambiental y la desconexión entre la mente y el corazón también nos dañan.

Fran fue muy enérgica en que el consumidor es vital importancia para lograr un cambio en el mundo: “Tú tienes el poder de cambiarlo, tú lo promueves al comprarlo. Solo cambia tú!
Si tú compras productos súper contaminantes, tú eres parte del problema!

También hizo hincapié en los emprendedores sociales: “Si no hay un camino, hazlo tú, deja huella y haz el camino.”

Personalmente, considero que la plática con Fran resultó motivadora, inspiradora y sensible. Mencionó temas personales y hasta filosóficos: “La vida debe que ser más que cuánto dinero tienes y cuánto dinero hace tu dinero.

Sin duda, Fran Drescher es una personalidad que vale la pena seguir en sus redes sociales: aquí les dejo sus links y la página a su ONG. Vale la pena seguirla.

Facebook: @drescher 
Twitter: @frandrescher