martes, 21 de julio de 2020

¿Tolerancia a la intolerancia?

¿Tolerancia a la intolerancia?


“Yo solo sé que no sé nada” Sócrates. Aparte de que es un frase de la que pocos hacen conciencia, es súper poderosa. Vivimos en una época muy extraña donde todos asumimos muchas cosas, por ejemplo: que el otro entiende o debería de entender lo que yo pienso o siento; que el otro sabe o debería de saber lo que yo se, o que el otro piensa o debería de pensar igual que yo. ¿Cierto?

Bueno, aquí va un poco el contexto. Hace… ehm… la verdad no se hace cuanto tiempo fue, ya perdí la noción de los días en la época Covid, pero en algún punto este año vivimos en México una peculiar telenovela entre Chumel Torres, Beatriz Gutiérrez Müller y el CONAPRED.  

Este súper polémico drama, fue porque Chumel ha llamado, en varias ocasiones, “Chocoflan” al hijo menor de AMLO. Beatriz, como toda madre, se volvió una leona, y twitteó que como podían invitarlo a un Foro sobre discriminación y racismo; y PUM! Se acabó el foro y “renunció” la directora del CONAPRED

Cuando se llevó a cabo el Foro en una cede alterna a la original: Tenoch Huerta le dijo a Chumel que: él tenía universidad y que tenía que subir su nivel de comedia, Torres se quedó callado. En alguno de los Pulsos de la República después del Foro, el comediante estaba diciendo un chiste que parecía que se dirigía a llamar al menor de edad “Chocoflan” y en ese momento dijo otra cosa y cerró con: ¿Qué creían? Pues no, ya aprendí. Y aquí radica la importancia de que el foro original se llevara a cabo y la razón de mi gran choro. 

Como planteé en el primer párrafo, tendemos a pensar en que el otro sabe y piensa lo mismo que uno, y en realidad no es tan sencillo. Todos tenemos personalidades y experiencias distintas, tipos de educación distintos, etc. Vaya: TODOS SOMOS DISTINTOS y pensamos y procesamos las mismas cosas de distintas formas. Y es por esto que, ante la ignorancia , hay que compartir opiniones y conocimiento, pero no atacar. 

Hace un par de semanas yo quería mandar a hacer unas playeras con la frase cultural mexicana: Puto el que lo lea. Afortunadamente un amigo, que ha sido victima de la homofobia, vio el diseño y me dijo: No te recomiendo hacer eso, aunque tus intenciones sean buenas, la palabra “puto” en México tiene una connotación despectiva, te pueden tachar de homofóbica.

Aún con dudas consulte con otros amigos y pregunté en mi Facebook si alguien que supiera sobre la discriminación me podía dar una mano porque a mi me parecía algo exagerado, y afortunadamente varios amigos que dominan el tema por experiencias personales, por tener posgrados en letras o porque a eso se dedican, me contestaron y me enseñaron porque yo estaba mal. ¿Tendría qué haber sabido desde antes? Chance si, chance no, a final de cuentas su conocimiento y experiencias son distintas a las mías. Lo que la palabra pude significar para mí, no es lo mismo que lo que significa para quienes la usan de forma despectiva y mucho menos para quien es victima. Y justo por la connotación que tiene, se debe de dejar de usar. 

En más de una ocasión he visto como en redes sociales alguien pregunta algo y una mitad le enseña y la otra le mienta la madre. Por favor que alguien me explique ¿Cómo demonios, esperan que una persona que quiere aprender de un tema, lo haga bien si se le insulta cuando lo intenta? Neta no hay que pasarnos de lanza. 

Por otro lado, está la intolerancia, aquí entra el clasismo, racismo, xenofobia, machismo y otras “fobias” hacia la gente. Estas se caracteriza por decisiones y acciones hostiles o discriminatorias que no cambian a pesar de que se ha tratado de educar, sensibilizar, concientizar y/o explicar porque están mal. Sin duda va de la mano el sentimiento de superioridad, de querer cambiar, minimizar o hasta desaparecer al otro.

A veces estas acciones ni si quiera son tan evidentes, pero por su sutileza mantienen y refuerzan un estado y Estado que las permite o promueve. Por eso es tan necesario que cuando veamos un acto hostil y discriminatorio lo detengamos. En primera instancia de forma amigable y pedagógica pero contundente, hacer que se cuestionen ellos mismos el origen de ese comentario. Si continúan, estas acciones o se tornan mas drásticas, poner un alto es esencial, para evitar que continúe escalando. 

Muchas veces las personas intolerantes a las que se les enfrenta, contestaran que hay que ser tolerantes a su derecho de expresión, y pues la respuesta más correcta es... ehm… ¿cómo les explico…? Ni madres. No hay tolerar la intolerancia. 

El filósofo Karl R. Popper creo el Paradigma de la Tolerancia, el la define de esta forma: (Por si les da flojera leer el siguiente párrafo, se lo pueden saltar hasta llegar a la infografía J

Menos conocida es la paradoja de la tolerancia: la tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto con ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes, mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición seria, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñen a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos.



En fin,  la próxima vez que alguien pregunte o cometa un error que se pueda considerar intolerante tratemos de explicarle, y la próxima vez que alguien, amigo o no, haga algo que discrimine o sea intolerante, tenemos que ponerle un alto. Da igual si es con referencias como: naco, fifí, chairo, gente bien, gato, joto, etc… Dejemos de normalizar la intolerancia. 

Le quiero agradecer a Daniel, Brenda, Juan Carlos, Andrea, Julio, Ismael, Anie, Alex, Pau, Ale, Raquel, Osiris, Tonah y Adrían; que me regañan y explican con bolitas, palitos y paciencia, cada que meto la pata. 

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