miércoles, 29 de julio de 2020

¿A quién carajos le hago caso?

Comunicación en la era Covid

Pues ya llevamos varios días desde la fecha en la que se "abrió la economía" y por distintas razones tuve que salir de mi casa. 
Yo toda paranoica con careta, tapabocas y lavándomela las manos con alcohol cada 5 minutos (cinco minutos: no estoy exagerando, desde hace un par de años tengo un tic con el alcohol en gel) y al salir me topo con gente sin tapabocas, ni carta y con la "sana distancia" de la hora pico en la estación de Pantitlán. Así me sentí más de una vez: 



Después de platicar con varias personas sobre la comunicación que hay de parte de las autoridades respecto a la importancia de cuidarse, decidí acercarme a una de las personas mas fregona en comunicación que conozco para que me diera su punto de vista: Raquel Origel Puertas. 

Ya para no hacerles la historia más larga, mejor que Raquel les cuente. 


WWW.RAQUELORIGEL.ORG

¿A quién carajos le hago caso?

Soy Raquel, una fiel amante de la comunicación, del lenguaje, del poder que tienen las palabras en el mundo y todo el impacto que pueden ocasionar. Una sola frase puede hacer una experiencia maravillosa o el peor momento de tu vida. 

 

La razón por la que me lees es porque Sofi me pidió escribir algo sobre ¿cuál es la comunicación adecuada que deberían estar transmitiendo gobierno, empresas, periodistas, líderes del mundo? ¿cómo se analiza? ¿qué debo hacer con lo que me dicen? ¿porqué nadie me está diciendo qué hacer? ¿porqué nadie da un mensaje contundente y claro? 

 

¿Eres de las personas que están esperando que te avisen si ya puedes salir?, ¿estás esperando que alguien nos diga “esto ya acabó”?, ¿esperas que Gatell te diga lo que tienes que hacer?, ¿AMLO?. 

 

Te tengo dos noticias una buena y una mala. 

 

La mala: Ni Gatell, ni AMLO, ni el IMSS, ni Trump, ni Trudeau, ni nadie te va a decir qué tienes que hacer. 

 

La buena: Hoy tienes una oportunidad única e incomparable  hacerte responsable de ti y para escuchar con muchísima atención: a ti mismo/a, a quienes amas y al entorno en el que vives.  ¡Ya tienes mucha información básica y fundamental, ya conoces casos cercanos de personas que han fallecido o se han contagiado, sus experiencias ante el IMSS, o con algún Médico, haz buen uso de las herramientas que hoy tienes! 

 

a) a ti:  - ¿eres propensa/o?, ¿cuentas con seguro de gastos médicos mayores?, ¿tienes seguro social? ¿tus pulmones están al 100?, ¿qué tal tus defensas?, ¿fumas?, ¿tomas?, ¿Te desvelas?, ¿tienes sobrepeso?, ¿qué tal tu estado de ánimo?, ¿cómo andas de actitud? si te da COVID… ¿crees que te salvas?

 

b)  a quienes amas: - ¿son propensos?, ¿tienen seguro de gastos médicos mayores?, ¿tienen seguro social?,  ¿sus pulmones están al 100?, ¿sus defensas qué tal?, ¿fuman?, ¿toman?, ¿se desvelean?, ¿comen bien?, ¿tienen sobrepeso?, ¿su estado de ánimo?, ¿actitud?, si les da COVID (por que tú les contagies, o se contagien en algún otro lado), ¿crees que se salvan?

 

c) al entorno: - ¿cómo ves a tus vecinos?, ¿cómo ves a tus amigos?, ¿ya le echaste un ojo a las noticias?, ¿conoces casos cercanos de muertos?, ¿contagios?, ¿cómo lo vivieron?, ¿cuántos casos tienes cerca?, ¿te contaron como lo vive alguien hospitalizado en el seguro?, ¿y alguien en un hospital privado?, ¿ya sabes qué pasa con la gente que ha fallecido, como es el proceso de entrega del cuerpo?, ¿qué tan cerca tienes el COVID de tu vida?.

 

Lamento decirte que yo tampoco tengo la respuesta a lo que tu vives, lamento decirte que hoy tampoco puedo darte un buen consejo de cómo actuar en tu entorno, porque no estoy en él. Me siento incapaz de decirte cuál es el mejor truco de comunicación asertiva para entender las indicaciones que lanzan constantemente acerca del COVID. Me encantaría darte los mejores tips de cómo sobrevivir en una pandemia,  con una crisis económica internacional y con una de las peores crisis en salud física y mental que ha tenido la historia de la humanidad. Pero no puedo, y me duele mucho compartirte que nadie podrá. Tú eres la única persona responsable de ti, de quienes amas y de tu propio entorno y comunidad. Yo no sé nada sobre ti, tampoco lo saben nuestros gobernantes. Eres libre de salir sin un cubre bocas, sin gel antibacterial, eres libre de quedarte en casa 24x7, eres libre de tomar todas las medidas que necesitas. Y aún con todas las anteriores absolutamente nadie, puede garantizar tu sobre vivencia. 


WWW.RAQUELORIGEL.ORG
@RAQUELORIGEL


Yo solo agregaré, que entre más nos cuidemos más posibilidades tenemos de salir menos golpeados de esta. 
Aparte de agradecerle a Raquel por ayudarme a escribir, quiero recomendarles que la sigan en su blog, página y Twitter. Más de una vez me ha enseñado a entender las cosas de forma distinta, y sin duda, vale la pena leerla. 



martes, 21 de julio de 2020

¿Tolerancia a la intolerancia?

¿Tolerancia a la intolerancia?


“Yo solo sé que no sé nada” Sócrates. Aparte de que es un frase de la que pocos hacen conciencia, es súper poderosa. Vivimos en una época muy extraña donde todos asumimos muchas cosas, por ejemplo: que el otro entiende o debería de entender lo que yo pienso o siento; que el otro sabe o debería de saber lo que yo se, o que el otro piensa o debería de pensar igual que yo. ¿Cierto?

Bueno, aquí va un poco el contexto. Hace… ehm… la verdad no se hace cuanto tiempo fue, ya perdí la noción de los días en la época Covid, pero en algún punto este año vivimos en México una peculiar telenovela entre Chumel Torres, Beatriz Gutiérrez Müller y el CONAPRED.  

Este súper polémico drama, fue porque Chumel ha llamado, en varias ocasiones, “Chocoflan” al hijo menor de AMLO. Beatriz, como toda madre, se volvió una leona, y twitteó que como podían invitarlo a un Foro sobre discriminación y racismo; y PUM! Se acabó el foro y “renunció” la directora del CONAPRED

Cuando se llevó a cabo el Foro en una cede alterna a la original: Tenoch Huerta le dijo a Chumel que: él tenía universidad y que tenía que subir su nivel de comedia, Torres se quedó callado. En alguno de los Pulsos de la República después del Foro, el comediante estaba diciendo un chiste que parecía que se dirigía a llamar al menor de edad “Chocoflan” y en ese momento dijo otra cosa y cerró con: ¿Qué creían? Pues no, ya aprendí. Y aquí radica la importancia de que el foro original se llevara a cabo y la razón de mi gran choro. 

Como planteé en el primer párrafo, tendemos a pensar en que el otro sabe y piensa lo mismo que uno, y en realidad no es tan sencillo. Todos tenemos personalidades y experiencias distintas, tipos de educación distintos, etc. Vaya: TODOS SOMOS DISTINTOS y pensamos y procesamos las mismas cosas de distintas formas. Y es por esto que, ante la ignorancia , hay que compartir opiniones y conocimiento, pero no atacar. 

Hace un par de semanas yo quería mandar a hacer unas playeras con la frase cultural mexicana: Puto el que lo lea. Afortunadamente un amigo, que ha sido victima de la homofobia, vio el diseño y me dijo: No te recomiendo hacer eso, aunque tus intenciones sean buenas, la palabra “puto” en México tiene una connotación despectiva, te pueden tachar de homofóbica.

Aún con dudas consulte con otros amigos y pregunté en mi Facebook si alguien que supiera sobre la discriminación me podía dar una mano porque a mi me parecía algo exagerado, y afortunadamente varios amigos que dominan el tema por experiencias personales, por tener posgrados en letras o porque a eso se dedican, me contestaron y me enseñaron porque yo estaba mal. ¿Tendría qué haber sabido desde antes? Chance si, chance no, a final de cuentas su conocimiento y experiencias son distintas a las mías. Lo que la palabra pude significar para mí, no es lo mismo que lo que significa para quienes la usan de forma despectiva y mucho menos para quien es victima. Y justo por la connotación que tiene, se debe de dejar de usar. 

En más de una ocasión he visto como en redes sociales alguien pregunta algo y una mitad le enseña y la otra le mienta la madre. Por favor que alguien me explique ¿Cómo demonios, esperan que una persona que quiere aprender de un tema, lo haga bien si se le insulta cuando lo intenta? Neta no hay que pasarnos de lanza. 

Por otro lado, está la intolerancia, aquí entra el clasismo, racismo, xenofobia, machismo y otras “fobias” hacia la gente. Estas se caracteriza por decisiones y acciones hostiles o discriminatorias que no cambian a pesar de que se ha tratado de educar, sensibilizar, concientizar y/o explicar porque están mal. Sin duda va de la mano el sentimiento de superioridad, de querer cambiar, minimizar o hasta desaparecer al otro.

A veces estas acciones ni si quiera son tan evidentes, pero por su sutileza mantienen y refuerzan un estado y Estado que las permite o promueve. Por eso es tan necesario que cuando veamos un acto hostil y discriminatorio lo detengamos. En primera instancia de forma amigable y pedagógica pero contundente, hacer que se cuestionen ellos mismos el origen de ese comentario. Si continúan, estas acciones o se tornan mas drásticas, poner un alto es esencial, para evitar que continúe escalando. 

Muchas veces las personas intolerantes a las que se les enfrenta, contestaran que hay que ser tolerantes a su derecho de expresión, y pues la respuesta más correcta es... ehm… ¿cómo les explico…? Ni madres. No hay tolerar la intolerancia. 

El filósofo Karl R. Popper creo el Paradigma de la Tolerancia, el la define de esta forma: (Por si les da flojera leer el siguiente párrafo, se lo pueden saltar hasta llegar a la infografía J

Menos conocida es la paradoja de la tolerancia: la tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto con ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes, mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición seria, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñen a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos.



En fin,  la próxima vez que alguien pregunte o cometa un error que se pueda considerar intolerante tratemos de explicarle, y la próxima vez que alguien, amigo o no, haga algo que discrimine o sea intolerante, tenemos que ponerle un alto. Da igual si es con referencias como: naco, fifí, chairo, gente bien, gato, joto, etc… Dejemos de normalizar la intolerancia. 

Le quiero agradecer a Daniel, Brenda, Juan Carlos, Andrea, Julio, Ismael, Anie, Alex, Pau, Ale, Raquel, Osiris, Tonah y Adrían; que me regañan y explican con bolitas, palitos y paciencia, cada que meto la pata. 

jueves, 2 de julio de 2020

AHHH FRAN DRESCHER



Hace una semana tuve una conferencia exclusiva con la actriz, comediante, escritora y activista Fran Drescher. Había escuchado que era una persona sencilla; sin embargo, ni de chiste me esperaba que fuera así de sencilla, sensible y sabia. La neta fue de esos eventos que nunca se te olvidan, y sin duda, quiero platicar un poco de esto.

Para quienes no les suena, ella es la actriz que me dio vida a La Niñera, (si de plano no la ubican, casi podría asegurar que son menores de 18 años y probablemente sus tíos o abuelos les mandaron este link) un programa familiar de comedia TÍPICO de los 90’s.

(No más para que, los que no la ubiquen lo hagan, y los que si saben, tengan un momento de nostalgia)


Fran tuvo varios eventos que marcaron su vida: una violacion en 1985 y un tipo de cáncer que no encontraban. El cáncer que le detectaron, y que le tomó a varios doctores encontrar, fue de útero.

A partir de estas experiencias, ella decidió contar su historia para evitar que le pasara a alguien más. En su lucha contra el cáncer y por concientizar sobre la enfermedad, ella desarrolló una sabiduría holística bastante interesante. Hoy quiero compartir algo de lo que nos contó.

Después de estudiar sobre el cáncer, se dio cuenta que, comúnmente, tratamos esta enfermedad como el problema, cuando en muchos casos, es el resultado del problema. Fran plantea que para disminuir el riesgo de cáncer y/o su intensidad, es necesario ocuparnos de la raíz del problema.

Claro está que la tendencia familiar tiene un gran peso en el historial clínico; sin embargo, menciona que también es vital analizar qué comemos, qué respiramos, qué bebemos, dónde dormimos, y hasta la almohada donde ponemos la cabeza por horas. ¡Todo eso lo estamos metiendo al cuerpo! Por supuesto que el cuerpo va a tener consecuencias por estar en contacto con tantos tóxicos.

A pesar de que Fran es mayormente activista contra el cáncer, explica cómo el daño ambiental y la desconexión entre la mente y el corazón también nos dañan.

Fran fue muy enérgica en que el consumidor es vital importancia para lograr un cambio en el mundo: “Tú tienes el poder de cambiarlo, tú lo promueves al comprarlo. Solo cambia tú!
Si tú compras productos súper contaminantes, tú eres parte del problema!

También hizo hincapié en los emprendedores sociales: “Si no hay un camino, hazlo tú, deja huella y haz el camino.”

Personalmente, considero que la plática con Fran resultó motivadora, inspiradora y sensible. Mencionó temas personales y hasta filosóficos: “La vida debe que ser más que cuánto dinero tienes y cuánto dinero hace tu dinero.

Sin duda, Fran Drescher es una personalidad que vale la pena seguir en sus redes sociales: aquí les dejo sus links y la página a su ONG. Vale la pena seguirla.

Facebook: @drescher 
Twitter: @frandrescher

martes, 30 de junio de 2020

Cuando metes la pata,



Espero que la vez pasada dejara claro lo que es la corresponsabilidad y la responsabilidad, si no fue así, mándenme un mensajito en el blog o en la página de Facebook: Responsabilidad Social para todos

Recordando un poco el choro pasado sobre las obligaciones, la responsabilidad, la corresponsabilidad y la solidaridad. Hablamos sobre el impacto que tienen nuestras decisiones en terceros. Por eso se presentó una gráfica sobre la línea de acción personal (x) y la colectiva (y). Sin embargo, hay un eje más que agregar: el tiempo.

Las decisiones que TODOS tomamos a diario no solo tienen un impacto en nosotros, en nuestros seres queridos y en nuestra comunidad, también tienen un impacto en nosotros en el futuro, en nuestros seres queridos en el futuro ( incluyendo a los que aún no nacen o no conocemos), y en nuestra comunidad en el futuro.

Si ya sé que parece que me fumé algo, pero no. ¿Recuerdan la película de Volver al futuro? Donde cada acción que realizan los protagonistas modificando el pasado cambia radicalmente el presente. O como el abuelo Simpson dijo: 




Todas las acciones que tomamos tienen un impacto, ya sea inmediato, a corto, mediano o largo plazo; y afectan a más de una persona. Por ejemplo: hace un par de años, más o menos en mayo del 2020 -ya saben el año más largo de la historia- una chava se grababa haciendo malabares con fuego para TikTok en Tepoztlán, algo salió mal y ¡PUM! 60 personas tuvieron que ser evacuadas y se quemaron 60 hectáreas de bosque. Por la decisión que esta persona tomó, todos, en especial la gente local perdieron 60 hectáreas de bosque, quién sabe cuántos árboles y animales.

La pérdida de estos árboles y plantas afectará de distintas formas a la comunidad. Por ejemplo: podría ser que se pierdan varias toneladas de oxígeno emitidas por los árboles que murieron, o podría ser que se erosione esa zona y se causen derrumbes. Todo por una decisión.

Por ejemplo en esta imagen se ve el círculo de las relaciones de cada persona. Primero los más cercanos y hasta afuera los más lejanos a nosotros. 

Ahora si lo planteamos a futuro, quedaría más o menos así:



Podría parecer un caso muy extremista, pero con el agua que se deja correr es lo mismo, con el Covid-19 también, ¡y hasta con los guantes y tapabocas! Tú lo tiras y eventualmente se regresa.

Es necesario entender y aceptar que nuestras acciones tienen un impacto en más personas y a futuro. Y honestamente, excepto en temas de higiene y precaución Vs el Covid, con que se cambie UNA cosita, el impacto sería gigante. Acciones simples que se pueden hacer y tienen un gran impacto a largo plazo, solo comprométete a una o dos acciones. Con eso es suficiente por ahora. 

Por más cursi que se escuche, nuestras acciones son como una piedra en un lago: hacen una onda, y conforme pasa el tiempo, esa onda llega más lejos.



jueves, 25 de junio de 2020

Serás tan sano como la persona más inconsciente de tu país

"Serás  tan sano como la persona más inconsciente de tu país"


“Responsabilidad” una palabra que en general, empezamos a escuchar con frases tipo: Haz tu tarea! Es tu responsabilidad! O “si quieres una mascota, te tienes que hacer responsable”. Seamos honestos: prácticamente nadie quiere tener más responsabilidades de las que ya tiene. Sin embargo, hay un tipo de “responsabilidad” que pareciera que en México no existe: la corresponsabilidad. 

Si creían que el Covid-19 no sería eje central en mi choro, pues tienen razón. No lo será, bueno, no mucho. A final de cuentas, a muchos países nos está cargando el chahuistle por nuestra nula corresponsabilidad. Así que para plantear su importancia, lo que es y lo que no es, pondré de ejemplo en 3 periodos establecidos en Mexico: 1) el mes de septiembre del 2017; 2) la era del Covid-19 y 3) de ahorita al 2021.

Periodo 1

Muy probablemente, lo primero que pasó en tu cabeza fue el sismo del 19 de septiembre, pero en realidad la referencia empieza 12 días antes: el 7 de septiembre en la noche.

El movimiento fue fuerte y como buenos capitalinos, salimos de nuestras casas. Al terminar el sismo, algunos regresamos a nuestras casas a prender la TV y ver qué onda. “Un fuerte sismo en Chiapas, con una magnitud preliminar de más de 8 grados Richter”.

Al día siguiente empezamos a ver los estragos de uno de los sismos más intensos que han golpeado nuestro país. De inmediato montones de centros de acopio estaban recibiendo víveres para nuestros hermanos del sur del país. Como suele ser México en desastres: solidario.

19 de septiembre: en la fecha más impensable, empezó a temblar, justo minutos después del mega simulacro anual para conmemorar el sismo de 1985. En esta ocasión, la alerta sísmica no sirvió de nada. De inmediato, comenzamos a recibir mensajes sobre derrumbes.

Literalmente, a los segundos, ya había gente ayudando. Aún me conmueven las fotos. ¿En qué otro país los súpers se quedan vacíos porque todos fueron a comprar víveres para donar? ¿O en dónde se tiene que pedir que ya no vayan a ayudar porque hay muchos voluntarios?

Las noticias a nivel mundial pasaron de ser sobre los sismos a la conmovedora respuesta de los mexicanos. “Los mexicanos no cuentan con su gobierno para rescatarlos, se salvan ellos mismos” un título de Los Angeles Times. Los mexicanos de nacimiento y de corazón, somos solidarios. 

Periodo 2

En diciembre del 2019 empezó a correr la noticia de un virus que se expandía por China. A unas semanas, el virus llegó a Europa, y días más tarde, la tragedia golpeó a Italia y España. El 21 de enero, se detectó el primer caso de Covid-19 en EUA y el 27 de febrero en México. El 11 de marzo, la OMS declaró la pandemia por SARS-CoV-2.

A los pocos días de que el Covid-19 llegó a Mexico, cierto sector con poder adquisitivo empezó a hacer las brillates compras de pánico de alimentos, medicinas, pañales, tapabocas tricapa, tapabocas N95, Lysol, cloro, alcohol en gel y, como olvidar, papel de baño.

Algunos llenaron sus alacenas como si fueran un búnker nuclear; otros, se apañaron productos para venderlos un millón de veces más caros. Esto provocó que hasta los sectores médico y científico, de los que dependemos para salir de ésta, se quedaran sin equipo para trabajar minimizando su riesgo de exposición. 

Hasta la fecha, hay gente que vende los tapabocas que antes costaban no más de $60.00 ¡hasta en $300.00 cada uno! ¡Incluso a los medicos! (eso es no tener madre y estar muy, pero muy idiota... explicaré por qué más adelante). 

Independientemente de los mensajes que han dado las autoridades, desde el inicio de la cuarentena, un porcentaje muy importante de la población mexicana ha decidido no cuidarse: ir al Nuevo Mercado de la Viga, celebrar algún día o reunirse con la familia; obligar a los trabajadores no esenciales a asistir a sus puestos; o ir a trabajar porque tienen que hacerlo y no usar tapabocas. Vaya... “el tapabocas es muy incómodo y de algo nos tenemos que morir”. Por lo menos, están asumiendo su responsabilidad, ¿no? Pues seeee... dentro de lo que cabe, se están haciendo responsables de su salud y de su vida, pero las cosas son un poquito más complicadas. 

Aquí está la diferencia entre responsabilidad, corresponsabilidad y solidaridad. En la siguiente ilustración vemos como las obligaciones, responsabildiades y solidaridad personales impactan a la vida de los otros.  
  
Repasando un poco:
Solidaridad: no se tiene la obligación de ir a ayudar, se es libre de ir, no ir, hasta dónde hacerlo y no se tienen que asumir las consecuencias.

Responsabilidad: se toma una decisión y se debe de responder y asumir las consecuencias que implica. “Decidí no ponerme tapabocas porque a mí no me va a pasar nada: no creo en el covid. Debo asumir las consecuencias de mis decisiones”.
Imagen1


Ahora, a definir eso que nos falta a los mexicanos: corresponsabilidad.

La corresponsabilidad es la responsabilidad que tenemos hacia los otros. Vivir en una sociedad corresponsable es saber que el güey de junto me cuida y yo a él; es entender que si te cuido a ti y a los tuyos, también me estoy cuidando a mí.

Es por eso que apañarse productos de primera necesidad y alimentos sin pensar en los otros, es gravísimo. Primero, se puede romper la muy delicada cadena de producción y suministro que abastece a la sociedad entera, pudiendo causar un problema de desabasto prolongado.

Segundo: en la avaricia e inconsciencia, llevarse entre las patas a gente que no tiene el poder adquisitivo para hacer un súper masivo. Estos dos puntos podrían haber generado un ambiente de desesperación tal, que pudo haber terminado en violencia. Ubiquemos que empresas, a las que solo les importa vender, tuvieron que controlar la cantidad de productos por persona por la falta de un comportamiento civilizado.

Ahora, los que apañaron productos de limpieza y de protección personal para el sector salud y trabajadores esenciales para aprovecharse del libre mercado, nos pusieron en riesgo a todos. No digo que esté mal, pero tampoco hay que pasarse de lanza. Si un paciente con Covid llega a urgencias y por falta de equipo de protección personal uno solo de los médicos tratantes se contagia, asumiendo que resulta asintomático, ¿cuántas otras personas estarían en riesgo?

Especialmente en temas de salud de este tipo, mi propia salud depende de la salud del otro. Si al otro le quito el alcohol en gel y tapabocas para tener más, el riesgo de contagio aumenta; si se contagia uno, contagia a más personas, y en una semana se contagian muchos más. Y al final, el riesgo para todos aumenta.

En esta gráfica se puede ver un ejemplo de cómo las obligaciones, responsabilidades y solidaridad personales pueden tener un impacto en la sociedad.




¿A qué voy con todo esto? A que si alguien se cuida, también te está cuidando a ti; a que solo buscar dinero fácil vendiendo equipo de protección personal para profesionales de la salud demasiado caro y a gente normal, nos afecta a todos.

Por último, en el periodo 3, ¿qué deciciones y cambios podemos hacer?

martes, 15 de enero de 2019


Inquilinos incómodos

Desde que tengo memoria he sido amante de la naturaleza y admiradora de los animales. Desde las hormigas panda hasta los pájaros carpinteros que viven en mi condominio y han destrozado la cornisa ( incluyendo la de mi ventana, allí tienen una bodega de comida); desde los perros a las orcas (también conocidas como ballenas asesinas); animales tan majestuosos como las águilas hasta las asquerosas sanguijuelas. Pero particularmente hay un animal que me da miedo y molesta: las malditas abejas. 

Hace, chance ya más de seis meses, llegó un enjambre de abejas a apropiarse de la bodega de los pájaros carpinteros, si justo esa que está en mi ventana. Nos dimos cuenta que estaban porque el zumbido era muy fuerte y al levantar la persiana, había un monstruo enorme de abejas. De inmediato empecé a buscar que hacer con ellas, porque ya saben “son el animal más importante”. 

Primero me dijeron que esperara un par de días que de seguro iban de paso.
Pasaron los días y allí seguían, solo que ya entraban y salían de lo que antes era la bodega del pajarraco, ya no estaban afuera. 

Obvio hice lo primero que se me ocurrió que no implicara matarlas: preguntar en Facebook si alguien conocía a algún experto. Después de varios intentos contacté a Efecto Colmena A.C. para que me ayudara, al platicarles el caso me mandaron con una chava apicultora de la Abeja Negra. Le conté como estaba el asunto y me dijo qué tal vez si podía salvar a las abejas pero que tendría que venir a ver bien qué onda. 

Vino, vio que era un caso muy complicado y se puso a investigar qué hacer (Ah! por cierto, olvide mencionar que vivo en un noveno piso lo que complica todo). 
Ella trató de contactar a alguien que nos ayudara y naaadaaa. Pasaron los meses y no encontrábamos qué hacer. Después de varias semanas, tuvimos que llamar a los bomberos que tampoco hicieron nada y nos mandaron a comprar veneno. 

En mi desesperación publiqué en Facebook la situación y, de nuevo, pedí ayuda. Por su puesto los ataques no se tardaron en llegar. Aparte de los reclamos, me mandaron con los mismos contactos que ya había hablado ( en ese tipo de búsquedas a todos nos salen los mismos anuncios en Google). 

Hace un par de semanas encontré los datos de un apicultor que nos puede ayudar PEERO, necesita un andamio de 9 pisos para lograrlo. 

En fin, para no hacer más larga la odisea, me ha llamado mucho la atención las pocas opciones que existen para reubicar abejas. Vaya, estamos hablando del polinizador más importante del mundo, que está en peligro de extinción y que decidió vivir en mi ventana.  Probablemente si no sintiera una culpa terrible por matarlas ya lo hubiera hecho pero no. 

Durante esta larga experiencia he visto abejas “bebés” o con sus patitas llenas de polen, he visto sus horarios, sus climas favoritos, las he visto descansar y morir en mi ventana. Y a pesar del tiempo, no hay nadie que nos pueda ayudar a reubicar a mis inquilinas.

Considero que vale la pena contactar a los expertos en el tema y preguntarles qué podemos hacer para pedirle a las autoridades que capaciten a los bomberos para “ rescatarlas” y contactarlos con algún apicultor que las pueda reubicar.  Por lo menos en algunos estados ya se capacitó a los bomberos para hacer su chamba de forma responsable.

Aquí está el link de una propuesta promocionada por Efecto Colmena A.C. Por favor denle click a este link, firmen y compartan: ¡Click aquí!

A todo esto, le echo la culpa a una frase del Rey León: todo consiste en un delicado balance. 

Ya para terminar: le quiero dar las gracias al administrador de mi condominio, el señor Mario por ayudarme a buscar una solución responsable a este problema. 

Que tengan linda semana y no olviden darle click en suscribir!

PD: les dejo un pequeño video de mis inquilinas. 



Sofia Bellinghausen

lunes, 7 de enero de 2019


Mi PIN del banco es: ¿si?

Experiencia de gente con debilidad visual o ceguera con la comunicación bancaria. 


Hace un par de días pedí mi cuenta en un restaurante y exactamente en ese momento recordé que no aceptaban tarjeta y no traía el efectivo suficiente. 
Afortunadamente, me dieron chance de ir al cajero más cercano a retirar dinero.

Después correr para llegar al cajero y regresar lo más rápido posible ( una hazaña tomando en cuenta lo mucho que comí y mi mala condición física), llegué, metí la tarjeta, el monitor me pidió mi pin y posteriormente darle click al botón de continuar; así que eso hice, puse mi pin: 1234 y “continuar”. 

Entré a “mi sesión” y en la pantalla apareció la pregunta: ¿qué deseas? Leí las opciones en la pantalla y seleccioné la opción con los botones grises que están fuera del monitor. En ese momento me di cuenta de lo inútil que pueden ser las buenas intenciones sin expertos que las guíen.

Para las personas que no tenemos debilidad visual o ceguera es muy lindo y “considerado” que esos botones grises estén en braille. Significa que por lo menos en ese cajero de Scotiabank están intentando ser más incluyentes.

O sea sí pero no... me pareció que lo que estaba escrito en braille eran los números del 1 al 8, hasta allí todo es maravilloso, ahora, si yo estoy en lo correcto y solo son los números, yo tengo una pregunta: una persona que no puede ver las preguntas ¿como demonios va a saber que tiene que contestar?, asumiendo que ya sepa cuáles sean las preguntas: ¿ cómo se supone que sepa qué botón representa la respuesta que quiere si los botones solo dicen un número? O ¿como pueden saber cuál de los 8 botones es la respuesta “Sí” y cuál es “no”? Y por último, con todas las distintas promociones, servicios o anuncios que te ponen en el cajero, ¿cómo se puede saber qué hacer?

A qué voy con todo esto: a mí personalmente me hizo darme cuenta que, a pesar de los avances en inclusión, falta mucho camino por recorrer; que es necesario contar con un experto en el tema y que, sin duda, agradezco poder tener mi sentido de la vista funcionando. 

Dependiendo del tema, a veces puedo hacer algunas recomendaciones, en este caso no sé que podemos hacer para tener una cultura más incluyente. Si alguien sabe que podemos para fomentar mejoras en estos temas, por favor no dude en ponerlo en los comentarios.

¡Espero que tengan una semana sin tráfico excesivo por el regreso a las escuelas! 

Ah, por si alguien se quedó con la duda: sí regresé a pagar y no, ese no es mi pin.



Sofía Bellinghausen 

lunes, 31 de diciembre de 2018

Lo que debes saber antes de que acabe el primer día del 2019



Hoy terminal un año muy... inusual (a nivel mundial), y empieza el 2019. Todos sabemos lo que significa esto: los gimnasios se llenarán, la gente empezará a comer saludable, se agotarán las agendas 2019 y la gasolina subirá de precio. Ésta es una nueva oportunidad para establecer metas y lograr cambios.

Dentro de tus objetivos del 2019 pueden estar incluidos: viajes, ejercicio, carreras, subir de puesto, tener más clientes o pasar más tiempo con tu familia; pero te apuesto a que no tienes un compromiso fuerte contigo mismo ni con las generaciones del futuro.
Sé que suena como un mal intento de novela de ciencia ficción, pero es real y no, no estoy hablando del calentamiento global. Estoy hablando del “Overshoot day”, que en el 2018 se cumplió el 1ero de agosto; el día en el que nos acabamos los recursos naturales disponibles para un año. Suena extraño: si nos acabamos los recursos naturales ¿Cómo es que seguimos aquí?

Imaginemos que los recursos son muchisisísimo dinero en una cuenta bancaria. Como humanidad, estamos gastando (muchas veces en tonterías), ese presupuesto 1.7 veces más rápido de lo que lo ganamos; es decir, que para sobrevivir con nuestros gastos tenemos que pedir un crédito, un préstamo. El dato importante es que ese préstamo está saliendo de los recursos de las futuras generaciones.

El ritmo al que extraemos recursos naturales y emitimos dióxido de carbono a la atmósfera es más rápido de lo que los ecosistemas pueden absorber; es aproximadamente, 1.7 veces más rápido.

Estos números están basados en un estudio científico que se hizo por primera vez en 1970, año en el que nuestro impacto era considerablemente menor que ahora. Sin embargo, con el tiempo fuimos consumiendo más y más rápido, hasta que en 1973 empezamos a consumir más de lo que la tierra puede aguantar en un año y de allí en adelante ha sido más o menos lo mismo.

Podríamos decir que el presupuesto de recursos que consumirás durante el 2019 te los gastaste hacer varios años.

Aquí está la gráfica de cómo ha ido avanzando del Overshoot day desde sus inicios.




La meta anual de este estudio es mover la fecha 5 días, es decir que el Overshoot Day del 2019 caiga el 6 de agosto, y el de 2020 el 11 de agosto, y así sucesivamente hasta por lo menos llegar al 31 de diciembre. Recuerda que entre más nos dure el presupuesto mejor.

Para lograr esta meta no es necesario que tomemos medidas radicales, solo es necesario que todos hagamos algo: ya sea dejar de usar bolsas de plástico, comprar un termo y rellenarlo en vez de comprar botellas de agua, usar el transporte público más seguido, separar la basura, consumir productos locales y menos, etc...

Lo que podamos hacer depende de cada uno, para darte una mejor idea te recomiendo que entres a este link y contestes las preguntas:
www.footprintcalculator.org . Allí, aparte de darte una idea de las cosas en las que puedes ayudar, te dirán cuántos planetas serían necesarios si todo el mundo tuviera el mismo estilo de vida que tú.

Este 2019 comprométete contigo mismo y con el planeta y adopta aunque sea una causa. Aquí hay una lista de ideas, pero busca la tuya y cúmplela todo el año.

  1. Poner celdas solares y calentadores solares
  2. Cambiar de coche a uno híbrido
  3. Usar el transporte público 
  4. Compartir el coche
  5. Nunca dejar las luces prendidas si no se necesitan (incluyendo desconectar aparatos como el microondas o aparatos con foquitos prendidos (sí, ya sé que son leds) 
  6. Usar la bicicleta en vez del coche
  7. No comprar bebidas en botellas de plástico 
  8. Reciclar la basura
  9. Bañarte en menos tiempo
  10. Comprar menos cosas
  11. Poner focos de led
  12. Poner un sistema de captación pluvial
  13. Cuidar a las abejas y en caso de encontrar un enjambre llamar a los especialistas. 
  14. No usar bolsas de plástico
  15. No usar popotes de plástico 
  16. Comprar productos locales
  17. Manejar revolucionando tu coche lo menos posible
  18. Comer menos carne
  19. Hacer una composta con tus desechos orgánicos
  20. Usar shampoo y acondicionador en barra no en botella

Para más info sobre el Overshoot Day entra a www.overshootday.org

Feliz Año Nuevo y hagamos nuestra parte, neta ¡no es tan difícil!


Sofía Bellinghausen